
En 1665 ya existía esta ermita y necesitaba cambiar toda su carpintería, para lo cual se dan condiciones y se le encarga la obra al maestro Mateo de Somarriba Ruiseco, vecino de Carasa. Con posterioridad se añadiría la sacristía. La fachada con la espadaña, obra de sillares bien escuadrados y de apariencia clasicista, creemos que debe ser obra del siglo XIX. La construcción original puede datar del siglo XVI, cuando entonces pertenecía a la cofradía de la Santa Vera Cruz.
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